Una historia es hilvanada siguiendo el orden temporal en que
suceden los hechos que se narran. Pero unas memorias se cuentan relacionando
hechos muy distantes en el tiempo, pero en los hay causalidad. Por eso, unas
memorias se cuentan desde dentro hacia fuera, sin orden temporal. La historia
es historia. Las memorias, el retrato de su protagonista.
La mirada de Domina Zara (yo siempre me fijo en las miradas) me habló de determinación, de empuje, de fuerza interior. Una mirada envuelta por una sonrisa perenne. Una mirada clara, decidida, casi insolente, a todas luces procedentes de un alma grande y curtida por los avatares. La mirada magnánima de quien, segura de su fuerza, no siente la necesidad de utilizarla.
Cuando supe de la existencia de sus memorias, tuve el impulso de leerlas, de conocerla un poco más. Y no me defraudaron. Escritas desde la sinceridad, desde dentro hacia fuera, desvelando su alma generosa. Desde dentro, narrando momentos de su vida, de su infancia, de su juventud, de su madurez; no tan descriptivos como para poder apreciar los detalles, pero sí dando la relevancia debida a los detalles que más tarde jugarían un papel importante en su vida.
No hay que perderse el capítulo “la casa de la cantera”, delicioso capítulo que ilustra su infancia.
Hacia fuera, terminando con docenas de aportaciones de personas que la han conocido o han conocido su obra, aportaciones que no sólo nos hablan de juegos en el S/M. BDSM. sino también de un mundo de sensaciones y sentimientos, mucho más allá del mero placer sexual.
Cartas o relatos, verídicos, de aquellos que, a través de Domina Zara, han alcanzado su sueño. Es en este camino, que recorre la distancia que hay entre los hechos más significativos y su presentación de las memorias, como regalo a todos nosotros, es en este camino donde se van perfilando las experiencias que, al asentarse, convirtieron a Domina Zara en lo que hoy es: un sueño.
Es en este camino donde poco a poco se va desvelando el verdadero significado que el SM. BDSM. tiene. Una forma de entender la vida, una forma de respeto mutuo, una forma de libertad donde todas las apetencias tienen un lugar igualmente importante.
La mirada de Domina Zara (yo siempre me fijo en las miradas) me habló de determinación, de empuje, de fuerza interior. Una mirada envuelta por una sonrisa perenne. Una mirada clara, decidida, casi insolente, a todas luces procedentes de un alma grande y curtida por los avatares. La mirada magnánima de quien, segura de su fuerza, no siente la necesidad de utilizarla.
Cuando supe de la existencia de sus memorias, tuve el impulso de leerlas, de conocerla un poco más. Y no me defraudaron. Escritas desde la sinceridad, desde dentro hacia fuera, desvelando su alma generosa. Desde dentro, narrando momentos de su vida, de su infancia, de su juventud, de su madurez; no tan descriptivos como para poder apreciar los detalles, pero sí dando la relevancia debida a los detalles que más tarde jugarían un papel importante en su vida.
No hay que perderse el capítulo “la casa de la cantera”, delicioso capítulo que ilustra su infancia.
Hacia fuera, terminando con docenas de aportaciones de personas que la han conocido o han conocido su obra, aportaciones que no sólo nos hablan de juegos en el S/M. BDSM. sino también de un mundo de sensaciones y sentimientos, mucho más allá del mero placer sexual.
Cartas o relatos, verídicos, de aquellos que, a través de Domina Zara, han alcanzado su sueño. Es en este camino, que recorre la distancia que hay entre los hechos más significativos y su presentación de las memorias, como regalo a todos nosotros, es en este camino donde se van perfilando las experiencias que, al asentarse, convirtieron a Domina Zara en lo que hoy es: un sueño.
Es en este camino donde poco a poco se va desvelando el verdadero significado que el SM. BDSM. tiene. Una forma de entender la vida, una forma de respeto mutuo, una forma de libertad donde todas las apetencias tienen un lugar igualmente importante.
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